jueves, 6 de agosto de 2009

Gestión de grupos

SACAR LO MEJOR DE TU EQUIPO

En un cada vez más complicado y competitivo “mundo globalizado”, disponer de todos los conocimientos necesarios para el desarrollo de una determinada actividad resulta cada vez más difícil. Es por eso por lo que hay que saberse rodear de profesionales que puedan dar respuesta a las distintas tareas. Pero no basta con ello. Yo puedo fichar a los mejores y sacar provecho de ello, consiguiendo que den todo lo que llevan dentro y alcanzando la eficiencia desde el punto de vista técnico o puedo desaprovecharles, cayendo en el cada vez más arriesgado mundo de la ineficiencia.



Hay que dar responsabilidades y acompañarlas de los medios adecuados y asesoramiento para conseguirlas. Confiar que un empleado será capaz de desempeñar una determinada labor es poner la primera piedra para que lo consiga.

Si yo creo en ti y te lo demuestro, no debería haber nada que impida que tú creas en ti…siempre y cuando yo sea una persona con ascendencia sobre ti, con autoridad. La autoridad se gana, no se impone. Se gana en el día a día, con el ejemplo, siendo el primero, estando siempre presente y estando siempre dispuesto.

Motivación y auto confianza son dos palabras clave, dos palabras que todo dirigente de un grupo debe grabarse “a fuego” y plantearse como objetivo dotar de las mismas a los miembros de su grupo.

Una persona con algo por lo que luchar, con un motivo, es una persona que ve siempre un faro a lo lejos, incluso en las noches de más niebla. Cuando se tiene algo por lo que luchar, se tiene algo por lo que vivir. Ese algo da sentido, justifica.

Cuando esa persona cree en ella, despojada previamente de los egos y las vanidades, la fuerza de sus acciones será más difícil de parar.

Consigue que los miembros de tu equipo crean en ti y en ellos, tengan algo por lo que luchar…y ya solo te faltará creer tú en ellos para tener una mezcla explosiva, definitiva…¡la mezcla del éxito!

La frase

"Sólo un necio confunde valor con precio".

Esta frase de Antonio Machado sirve casi de arranque para el último libro del economista Fernando Trías de Bes, El hombre que cambió su casa por un tulipán, magnífica obra en la que analiza la actual crisis, busca en el pasado y da pautas para no volver a caer en el futuro.

La confusión entre valor y precio es frecuente. Aprender a diferenciar puede ayudarte a evitar muchos disgustos...

Motivación

DE PASIONES Y MOTIVACIONES

“La pasión es algo contagioso”. Hace años que oí esta frase.
La incluyes entre tu listado de frases casi por obligación, pues suena bien. El tiempo la da la razón y en tu bagaje pronto observas como cada vez que te apasionas por algo ocurren grandes cosas a tu alrededor, aunque con frecuencia estás demasiado ocupado para darte cuenta.

Un amigo comentaba hoy (el otro día) como se enfrenta en su trabajo a gente que con 50 años considera que ya ha trabajado demasiado y que por eso actúa como un funcionario (que le perdonen los aludidos, pues su comentario no parecía vislumbrar que este comportamiento fuera visto como algo positivo) en espera de ser despedido e indemnizado. Otro amigo contestaba, casi ofendido, que tal vez en su empresa no le había sabido motivar. Tal vez no le faltaba razón…o sí.


El caso es que casi siempre buscamos en el exterior algo que nos de la fuerza interna que creemos nos falta, como si nosotros no pudiéramos ser dueños de nuestro propio destino, como si el trébol de la buena suerte fuera a ir a nacer en aquel lugar “de no se donde”. ¿Habéis oído hablar de ser proactivo? Seguro que sí, está de moda.

Bueno, es cierto que un empujón no le viene nada mal a uno. De hecho he descubierto que me gusta mucho (y me motiva) que me recuerden con frecuencia lo bueno que soy…¡ya está bien de tener cuidado de no abusar de los refuerzos positivos, “no vaya a ser que te relajes”!

El tener 17 años no tiene que estar reñido con el sentido común y el decir cosas con criterio. Recientemente alguien de esa edad me “recomendaba” tener más tacto con otra persona y decirla lo bueno, mostrarla que estoy ahí y estar dispuesto a motivarla. Bueno, puedo reconocer o no que estaba en lo cierto…pero lo estaba.

Cuantas veces hemos soñado con algo que la falta de un motor movilizador ha dejado en nada. Ese motor puede venir de fuera, pero si no es así, no deberíamos dudar en buscarlo dentro. Si conseguimos combinar una fuerza interna con un impulso externo, seguro que nadie nos podrá poner límites. Y a soñar.

Como mi amigo Antonio, parafraseando a otro gran Antonio me recordó el otro día, entre muses, pacharanes y Escocias – Inglateras, “Toda la vida es ahora” y no creo que merezca la pena dejarla escapar por no haber sido capaces de apasionarnos…
Un amigo del nombrado le contestaba, “El rugby es pasión”…y el fútbol y viajar y mi empresa y…¡todo aquello por lo que te quieras apasionar!

Apasiónate por algo y observa (y disfruta) lo que pasa a tu alrededor. Y si no lo consigues y de trabajo hablamos, dile a tu jefe que pruebe a ayudarte en tu objetivo. Convéncele que le resultará rentable (ya sabes, si no, no interesa).

Liderazgo

“El liderazgo consiste en comunicar los méritos y las posibilidades de los demás de manera tan clara que se sientan inspirados para percibirlos por sí mismos” Stephen R. Covey.

El Stephen R. Covey es un gurú del managment, autor del best seller "Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva". También ha escrito "El octavo habito" y "El lider interior".

Liderazgo

LIDERAZGO. ANÁLISIS PRÁCTICO

Si pienso en una persona que atesore la mayoría de las principales característica que definen a un líder, viene a mi cabeza una persona de nombre complicada y mirada amable, cuya muerte un 2 de abril de 2005 hizo llorar al mundo, independientemente de sus tendencias religiosas. Pasó a la historio como Juan Pablo II.

Pera también recuerdo a otro que fue origen de uno de los mayores desastres y disparates de la historia, la segunda gran guerra, y que poseía algunas, por desgracia no todas, de estas principales características de un líder.

Para ser un autentico líder no basta con ser seguido. La historia lo demuestra. ¿Líderes o simples ídolos? Un líder despierta inquietud, promueve a la acción y persuade, sin necesitarlo, a la hora de actuar. Pero también es alguien que colabora, casi sin querer, en ayudar a que las personas saquen el autentico potencial que llevan dentro. Tener autoridad y generar ejemplo acompañan en el camino por el liderazgo.

Deportistas, políticos, músicos…cuantos de ellos provocan admiración, respeto y seguimiento. Y cuántos de ellos ponen en entredicho su calidad de buen modelo con sus actos. Cuantos de ellos se convierten en ocasiones en merecedores de lástima, en vez de admiración. No es lo mismo ser líder que ser ídolo…

Pensemos en los “líderes” de grandes grupos musicales seguidos por las masas y que han acabado de una forma dramática con sus días o han estado apunto. Michael Hutchence, vocalista de INXS y que se suicidó en 1997 cuando su grupo estaba viviendo las mieles del éxito. Lo mismo pasó con Kurt Cobain, cantante de Nirvana aparecido muerto de un disparo en 1994. O Dave Gahan, alma de Depeche Mode, que flirteó con la muerte y la sintió durante unos minutos, tras una sobredosis de éxito en 1995. Seguro que responden a muchas de las características de un autentico líder, pero en otras fallan estrepitosamente. Pasar de líderes a mitos con su muerte es casi automático. Pero no es lo que yo espero de ese “líder de verdad”. Pensemos en el caso de Dave Gahan. Con su grupo sacó finales de los ochenta un trabajo al que tituló “Music for the Masses”. Realmente pretencioso el nombre. No contento con ello, en pleno siglo XXI saca otro con el título de “Sounds of the Universe”, que suena casi arrogante. ¿Afán de liderazgo o llamada de atención?



En el deporte los ejemplos también son muchos. Innumerable futbolistas caídos en desgracia (y en la ruina) tras estar en la cumbre, ciclistas fallecidos en circunstancias extrañas tras haberlo sido todo en este deporte (Marco Pantano, Chava Jiménez), etc.

Queremos ser como ellos, pero a lo mejor ellos también querrían haber sido como nosotros. Los sabemos ídolos y los creemos líderes, pero seguramente un análisis minucioso no sustentara tal teoría.

Ser líder es difícil, pero seguramente todos podemos serlo en nuestro pequeño mundo, sin necesidad de ser ese “macro líder” que solo unos pocos llevan dentro. Solo basta con sacar los mejor de uno mismo y ser capaz de llegar donde otros no pueden pero yo debo, de hacer aquello que sueño y que tal vez puedo, de ser un apoyo y mirar más allá de mi mismo, de ser una luz que guíe, casi sin desearlo, a los que te rodean.

Cuando queráis os hablo de Steve Jobs y los quebraderos de cabeza que sus quebraderos de cabeza provocan en Apple debido a su auténtico liderazgo.

Marketing

FIDELIDELIZAR AL CONSUMIDOR, ESE GRAN RETO

Si somos fieles a un frío asiento que no nos cuida y ni nos dice nada, ¿cómo no vamos a ser fieles a una marca que nos haga sentirnos especiales o a una empresa que nos cuide?

El otro día decidí hacer el experimento. En un viaje con unos adolescentes, durante dos días había visto como la teoría se argumentaba mediante la práctica: nada especial, habíamos conservado los sitios en el comedor del hotel que el primer día fueron escogidos de una forma medio casual, medio de forma obligada (¡no podían no sentarse al lado del amigo íntimo!). Y, al tercer día, el gran estallido. La teoría del big bang se cumpliría: decidí cometer la irreverencia de llegar el primero al comedor y sentarme en el sitio de otro. Me imagino, amigos lectores, que sois conscientes de lo que pasó. Todo cambió de golpe. Hubo miradas, gestos de complicidad, interacciones casi imperceptibles, instrucciones furtivas…

El deseo de pertenencia a un grupo, el amor a los colores, la identificación a algo, la lealtad por un buen motivo…es algo que va unido a la naturaleza humana. No hace falta mucho a veces para persuadirnos y “ganarnos para la causa”. Sin embargo, muchas empresas se empeñan por desaprovechar esta oportunidad servida en bandeja y expulsan a su cliente o no deja que se acerque a ellas, de una manera dramática, visto desde fuera. Tienen todo y se quedan con la nada…¡qué despilfarro!

Fidelidad es una palabra que se convierte en clave. Debemos conseguir que nuestra marca, nuestra empresa, sea para el consumidor como su equipo de fútbol, por que como oí decir hace poco a un responsable del Real Madrid, “cambiamos de partido político, cambiamos de colonia, cambiamos de…de lo único que no cambiamos nunca es de equipo de fútbol”.

Ser largoplacista es clave. Interpretar el primer contacto como una venta sin necesidad de vender y esperar a que se produzca la primera venta para tratar al cliente como una repetición de venta y un momento para agradecer el cliente su compromiso con la empresa, es tener una visión de futuro, querer ver más allá de lo obvio.

Un descuento por la repetición de compra puede ser una buena estrategia, pero me parece más interesante el poder agradecer la compra con una muestra más cercana de agradecimiento, como un regalo “fidelity”. Cuando el cliente muestra interés por tu producto, por tu empresa, por tu marca, independientemente de que compre o no, agasajarle como si ya fuera comprador y tratarle como tal puede ser ese “todo o nada” del que hablaba antes.
Al cliente hay que hablarle sin decirle nada, sin apabullarle, sin convencerle. El convencimiento tiene que venir de él mismo, a través de nuestro compromiso con informarle, agasajarle, llegarle. Ah, y si le regalas un bolígrafo, que escriba…

Reflexiones sobre la pasión

El artículo de Antonio Mingarro me hizo reflexionar...y este es el resultado.

SER PROFESIONAL...MENOS EN EL SUELDO

Cuando la pasión está de por medio la profesionalidad no está en juego. Es curioso ver como generalmente no caben dudas cuando el que desarrolla una determinada actividad es alguien que lo hace no por la recompensa económica unida a ella, sino por otros motivos, generalmente más altruistas.

Podríamos llegar a pensar de un modo emocional que cualquier compromiso debería ser remunerado en función de su nivel, pero nos parezca bien o mal, eso no es así. Vivimos en el mundo de la eficiencia, pero también de la rentabilidad. Cuan rentable eres para tu negocio marca cual es la contraprestación que recibes a cambio. Ese “tanto generas, tanto te doy”, tal vez por estética (¡y más cosas!) debería ser sustituido (o, nos gustaría que fuera) por un “tanto das, tanto te devuelvo”. Sabemos que no es así. Equilibrio rentable, pero desequilibrio de esfuerzos es lo que marca el guión. Habitualmente, tu empresa te remunerará en función de los ingresos que la generes, pero no lo hará en función del esfuerzo que desarrolles.

Cuando lo que doy es mucho y no espera una recompensa económica, está claro que es dado por algo más “limpio” y requiere algo a cambio. En ocasiones reconocimiento es suficiente. Otras, satisfacción personal. ¿Otras? Quiero pensar que si haces algo es por que te compensa su realización, aunque a simple vista no se perciba, pues sino no lo harías…

La exigencia por realizar tu desempeño de una forma estrictamente profesional, con independencia de cual sea la actividad que desarrollas y la recompensa material que recibes, debería ser algo incuestionable, irrenunciable. La exigencia por remunerar dicho compromiso en base a su nivel sería algo bonito, amable. En cualquier caso, aunque esto no sea así, el ser profesional en tu profesión, independientemente de la recompensa, es algo que aunque no llene tu bolsillo, debería llenar tu orgullo y tu satisfacción y que a buen seguro encontrará además otro tipo de recompensas. Y sino, busca otra actividad que lo haga…


Pero lo que las empresas no saben y si lo saben (que deberían) lo disimulan, es el enorme coste que tiene la pérdida de pasión de sus trabajadores, así como la pérdida de un trabajador apasionado por su trabajo que se va a otra empresa. Suelen darse cuenta cuando pierden lo que tenían. Y, claro está, como se suele decir “al final, siempre queremos lo que no tenemos”.

Colaboración especial

A él le gusta escribir. A mí leerle. Simbiosis perfecta. Es periodista, pero sobre todo es amigo. Leedlo y disfrutad leyendo.


Cuánto cuesta un rayo de esperanza
Por Antonio Mingarro
El problema de la vida es que pocas veces te ofrece términos medios. Y todo ello se agrava cuando toca escribir de la economía... La vida, a la hora de verdad, te pide que salgas a bailar o te quedes en la mesa mirando. Y no hay posibilidad de buscar un atajo saliendo un rato a la pista para despistar y esconderte. De poner excusas o agazaparte... La vida, a la hora de la verdad, no concede espacio a las diplomacias. Y cuando se habla de economía, finanzas o dinero, todo ello se multiplica…

Existe un grupo de tipos que con sus acordes tratan de porfiar contra esta evidencia. Y tal vez juntos, algún día, consigan derribar el espigón de la barrera que tienen delante, pero lo cierto es que todavía no lo han logrado... Se trata de los cantautores, de aquellos músicos que conforman la que yo defino como “música de verdad”, porque esconde siempre a una persona subida a un escenario sólo con una guitarra, letras trabajadas, compromiso y gotas de encendida verdad. Los cantautores son una especie que en teoría debiera estar condenada a la extinción, pero que contra todo pronóstico sigue germinando. Son como la mala hierba que crece circundando el olivar, porque por mucho que se invierta en eliminarla, siempre acaba habiendo alguna excusa para que aparezca de nuevo. En teoría, les toca hablar de todo menos de dinero, pero precisamente el dinero es el fondo de su historia…

En este espacio de palabras, Juanjo siempre trae a colación a aquellos que trataron de abrir caminos explicando la génesis de algo tan difícil de razonar como es el dinero. Leyéndole, tengo la sensación de que Juanjo, con su brillante capacidad de verificar, es capaz de exponernos, como diría Pedro Guerra, por qué “la lluvia nunca vuelve hacia arriba”, pero a la hora de la verdad, hasta los cantautores necesitan que su música sea cómplice de sus finanzas y que los acordes de sus guitarras tengan algún significado a la hora de algo tan terrible como pagar sus facturas…

Cuesta mucho explicar cómo un cantautor, persona que cuida sus letras al máximo, que rima en consonante y asonante en cada golpe de voz y que trata de encender el alma a la hora de componer, puede pensar en algo que no sea lo intrínseco a la hora de expresarse. Pero los cantautores también han de vivir. Y lo cierto es que, si toca ser sinceros y descubrirnos, a día de hoy sólo un puñado de ellos, muy contado con las manos, puede sobrevivir a base de sus composiciones. Y que los demás buscan el requiebro en sus ratos libres para resolverse la existencia y trabajan como comerciales de cualquier marca, sometidos al yugo de obligaciones y rutinas…

Los cantautores escriben en gran parte sobre Amor, que es la mentira que más se aleja de la Economía. Sólo hablan de dinero y recuentan ganancias en “petit comité”, como si atreverse a ello fuera un desafío. En las madrugadas, tratan de olvidar lo cotidiano inundando de alcohol el alma o componiendo para liberar el miedo. La economía del creador, sea escritor, escultor o creador de esculturas con canciones, vive al minuto, como si nunca hubiera un mañana. Pero el dinero casi siempre amenaza, erigido en ocasiones en un temor que nos asedia. En los mejores casos, cuando existen sitios románticos como el Barcelona 8 de Madrid, una noche merece la pena por lo vivido y cobrado, pero no es lo habitual, porque en buena manera, los cantautores, como cada uno de los requiebros que ves montado en el Metro al amanecer, están condenados a vivir en el día a día. Otra cosa es que lo disimulen con astucia hablando de Amor, destino y memoria. Pero eso no es por sí mismo un delito. Tú también lo haces. Y yo jamás podré evitar tener que hacerlo…

Economía para no economistas

DE DEFLACIÓN, PARO, CRISIS…

Las variables macroeconómicas son los termómetros de la economía. Cuando una persona quiere valorar su estado se puede tomar la temperatura con un termómetro y ver que ocurre…Cuando queremos ver el estado de una economía, ese termómetro consiste en mirar la producción (PIB, PNB), los precios (IPC, Tasa de inflación) y el nivel de empleo (Tasa de paro, Tasa de actividad) entre otras cosas.

Podríamos pensar que el que bajen los precios es bueno, pero no es tan simple la cosa. Hablamos de deflación cuando se da una bajada generalizada (afecta a los bienes y servicios en general y no a unos pocos) y sostenida (se mantiene en el tiempo) de los precios de los bienes y servicios que se venden en una economía (generalmente un país).

La deflación suele ser un indicador de una mala situación económica y suele esconder graves problemas detrás. Provoca que el consumo disminuya (la demanda disminuye y con ello el crecimiento de la economía), ya que la esperanza de que la bajada de precios persista hace que los consumidores esperen a la hora de adquirir productos. Y esta situación de espera es la que hace que todavía los precios caigan más, ya que al disminuir la demanda, como es lógico, los precios tenderán a bajar más aún (los vendedores no pueden dar salida a su producto y se ven obligados – las situación les obliga – a bajar los precios para incentivar la compra de sus productos).

Pero, ¿qué harán entonces las empresas, incapaces de poder vender todo lo producido? Diminuirán su producción (su oferta) y debido a ello no las quedará más remedio que despedir a trabajadores, incapaces de rentabilizar su posición en la empresa ante la disminución de las ventas de la misma. “Si no vendo, no produzco y si no produzco no te necesito” sería el simple pero sólido argumento que podría esgrimir el empresario para explicar su situación.

Pero claro, ese trabajador despedido se encuentra ante el problema de la disminución de sus ingresos y con ello de su capacidad para adquirir, aunque los precios hayan caído. En una situación como la española, en la que el sistema social ayuda a convivir en ocasiones (¿demasiado?) bien con el paro, no necesariamente tiene que ser un problema a corto plazo la situación de desempleo, pero sí seguro que a medio o largo plazo, ante la inseguridad que genera de cara al futuro.

Vuelve a aparecer la influencia de las expectativas, como siempre tan influyentes. Porque en economía, el “efecto pigmalión” no es una posibilidad, sino una realidad. Cuando crees que va a ocurrir algo, tus actos presentes se desarrollan conforme a las creencias futuras. Así funciona la Economía. Piensa que algo ocurrirá, que tus actos harán que ocurra…

¿Y cómo medir la situación global de una economía? Cuando hablamos de que una economía crece sabemos que es una situación positiva, pero debemos entender qué es “crecer”. Hay crecimiento económico cuando si tomamos como referencia un periodo y otro anterior, después se produce más que antes, midiendo la producción utilizando otra variable macroeconómica, el Producto Interior Bruto (PIB).

Lo contrario a crecimiento económico no debe ser necesariamente “crisis” como parece que nos empeñamos en decir. Al hablar de crisis económica nos referimos a una mala situación generalizada de una economía acompañada de malas previsiones de cara al futuro.

Hablar de recesión puede ser muchas veces más acertado. Una recesión económica se produce cuando durante al menos dos trimestres el PIB presenta un crecimiento negativo.

Unir recesión (o crisis) a aumento de paro no debería ser difícil de entender, es algo lógico. Unirlo a deflación es más complejo y por supuesto que no necesariamente obligado. De hecho, en España, en una situación como la actual, algunos hablan de riesgo de deflación, mientras que para otros el futuro amenaza con una previsible inflación. ¿Quién tendrá razón? Preferiría escuchar a alguien hablar de estabilidad de precios, que es la situación que se da cuando los precios en una economía no suben ni bajan de manera significativa, conservando el dinero su valor. Pero esto, hoy en día, parece algo más que un sueño…

De Filosofía y Economía (y Deporte)

Thomas Hobbes vs. Adam Smith


“El hombre es como un lobo para el hombre” y no le faltaba razón a Hobbes.

Adam Smith hablaba de cómo los intereses egoístas individuales guiaban a la sociedad a un beneficio común. Su famosa “mano invisible”. Esto puede ocurrir en la Economía… ¿ocurre?, pero habría que plantearse y dudar si realmente ocurre en otros aspectos de la vida (e insisto, ¿en la Economía?). La unión de objetivos puede generar sinergias. Pensemos en una empresa o en un equipo deportivo. La colaboración y cooperación pueden llevar a la consecución de objetivos para el grupo, a la vez que se consigue dar respuesta a objetivos individuales. Pero esto no es siempre así. A veces, con frecuencia, prevalecen los objetivos individuales, aunque los intentemos esconder y tapar, y los resultados del colectivo quedan en entre dicho.


Todos solemos tener claro lo que debemos decir, ahora bien, ¿nuestras acciones acompañan a nuestras palabras? Ahí es donde suele radicar el problema. Surge la necesidad de un ente que marque las pautas del grupo e incluso sea responsable de sancionar el incumplimiento de las obligaciones individuales adquiridas en ese contrato a veces tácito de compromiso de pertenencia a un grupo. A ese ente le podemos llamar Estado (¡viva la vuelta de Keynes!) en Economía, director general en la empresa, entrenador en un equipo deportivo o padre/madre en una familia. O, si quieres, llámalo Leviatán como hizo ya antes Hobbes.

Estaríamos hablando entonces de un monstruo que nos protege de otro monstruo más terrible (“la guerra civil”, el enfrentamiento, la falta de entendimiento…). De un monstruo necesario ante el monstruo innecesario pero constatable que saca nuestras debilidades a la luz. Continuamente aparece la bifurcación en el camino que nos desvía del objetivo marcado por el colectivo. El cómo reaccionamos ante este hecho, marca el resultado de nuestra vida.

Hobbes encuentra tres razones de la pelea entre individuos: la competición, la inseguridad (desconfianza) y la gloria. Estos tres motivos los podemos encontrar continuamente como movilizadores de acciones en los trabajadores de una empresa o en los miembros de un equipo deportivo. Hobbes hablaba de ese monstruo (Leviatán – Estado) que pusiera límite “al amor propio de cada uno así mismo”, que nos lleva a creernos merecedores de todos los parabienes y que claro, coloca en posición de enemigo a aquel que aspira a lo que nosotros entendemos como nuestro. Se hace necesaria pues la aparición de alguien que nos ponga firme y atenúe nuestros egoísmos, en la empresa, en el deporte (entrenador democrático vs. entrenador autocrático, Sr. Smith vs. Sr. Hobbes…buen debate), en la vida...

Con lo cual, pretender que nuestros egoísmos nos lleven al bien para otros, cuando estamos muchas veces en disputa/competencia por lo mismo, es algo cuanto menos arriesgado (perdónenos, señor Smith). En multitud de ocasiones basta con que alguien (¡ya estamos refiriéndonos a ese monstruo!) haga un planteamiento inicial de objetivos compatibles y desaparezca…Otras muchas veces, porque se quede velando por la consecución de esos objetivos. En otras tantas, porque vaya dando las pautas para la interacción exitosa a lo largo de todo el proceso.

Claro, que en la situación económica actual, a pesar de todo, algunos se empeñaran en decir que el capitalismo existe, cuando los gobiernos actuales se han empeñado en hacer de auténticos monstruos y eliminar el capitalismo puro…en pos de la defensa de intereses particulares, pues en un capitalismo puro algunos de los que hoy se enriquecen se deberían morir de hambre, mientras que algunos de los que luchan por no morirse de hambre a lo mejor podrían salir airosos si las verdaderas normas las marcara libremente el mercado…¡utopía!.

Cuando la mano invisible se hace visible hay que ponerle nombre y deben salir a la luz claramente las reglas del juego, pues sino se corren más riesgos que los que la no intervención provocaría.

La historia muestra a Hobbes como uno de los enemigos de las ideas liberales, pero amigos lectores, aunque os parezca extraño, también le muestra como un personaje influyente en las ideas liberales de Adam Smith…


Adam Smith o Thomas Hobbes, ¿o nos quedamos con los dos?

La Credibilidad

Si tuviera que utilizar una palabra para decir lo que debe cuidar un negocio que persigue tener éxito, sin lugar a dudas esa palabra sería "Credibilidad".

En general, las personas sabemos lo que tenemos que decir en distintas situaciones. En las empresas, a través de sus responsables, también.

Después de decir lo que creemos que nuestros interlocutores desean oír, llega lo más complicado. Nuestro oyente pensará "Ahora veremos si es capaz de llevarlo a la práctica" y si queremos ser creíbles, generar confianza y asentar un futuro "amable" debemos tomarnos como algo muy personal el intentar que nuestras palabras vayan secundadas de hechos en la línea de lo expuesto.

Hablar es gratis...parece. Nuestras palabras deberán suponer un "contrato de compromiso". Compromiso con lo prometido, con lo expuesto.

Liga tus palabras con tus actuaciones y tu negocio de la vida será exitoso.

Ahora, ya sabes, cada vez que digas "Mañana te llamo", llama; "No te preocupes, que lo hago el fin de semana", hazlo; "Te lo traigo luego", tráelo...