jueves, 15 de diciembre de 2011

Sobre comunicación y eficiencia


A la hora de producir una empresa debe tratar de buscar la “eficiencia”. En unos mercados tan competitivos como con los que nos encontramos, las empresas que malgastan recursos están condenadas a desaparecer. La clave para crecer y perpetuarse hoy en día suele estar en reducir costes, en hacer lo mismo que hacen otros, pero de forma más barata, o incluso en gastar lo mismo que otros pero ofreciendo algo de mejor calidad. Aunque en esto último entre en juego la capacidad de saber “comunicar” de la empresa y hacer ver al consumidos que lo nuestro es mejor, aunque a veces la diferencia no sea tal. Pero ojo con engañar al consumidor, pues alguien que se siente engañado es alguien que se siente insatisfecho y alguien insatisfecho tiene más incentivo generalmente en llegar con su mensaje negativo sobre nuestra empresa a los que le rodean que alguien que está contento con nosotros.

Hoy no basta con ser mejor, hay que “chillarlo”. Y esto es “comunicar”. Pero tampoco puede bastar con decirlo, hay que serlo. “No decimos lo que somos, lo demostramos día a día” debe ser el mensaje grabado a fuego en el ADN de la empresa. Hacer es mucho mejor que decir que haces, aunque muchas veces no empeñamos en tratar de convencer con palabras en vez de con hechos. Nuestras acciones deben ir en consonancia con lo que queremos ser, pues nuestras acciones marcan lo que somos.

Y en todo este tinglado la eficiencia en el proceso es vital. Ser eficiente implica emplear los menos factores posibles a la hora de producir, pero sin perder los estándares de calidad deseados. Se puede hablar de dos tipos de eficiencia:

• Eficiencia técnica. Consiste en maximizar la producción, es decir, dado que dispongo de una cantidad determinada de factores de producción (elementos para producir), ser capad de producir con ellos lo máximo posible, de sacarles el mayor rendimiento.

• Eficiencia económica. Implica minimizar los costes. Dado que quiero producir una determinada cantidad de producto, hacerlo de la manera más económica. Si uso más trabajadores o materia prima de la necesaria, no seré eficiente desde el punto de vista económico.

Está bien hablar de eficiencia, pero es mejor tener claro qué es y qué supone. Y tenerla como un objetivo claro en mente, como algo por lo que luchar y que perseguir. Hoy los negocios están más expuestos a los competidores y la crisis nos examina diariamente. En un mundo globalizado e hipercompetitivo solo deben tener cabida los mejores y debemos perseguir ser uno de ellos, aunque luego tal vez el Estado venga como salvador y nos haga tener que luchar contra la ineficiencia de otros…