sábado, 14 de julio de 2012

El rincón de los sueños


Sobre retos y objetivos en la empresa, en el deporte y en la vida.

La psicología nos ha recomendado que a la hora de plantear objetivos estos deben ser alcanzables pero lo suficientemente dificultosos y motivantes como para promover la acción. En el mundo empresarial se sabe muy bien de esto, pero tal vez sea en el deportivo donde se tiene la idea más clara. No hace mucho el maestro Ettore Messina proponía como ejemplo los escalones a salvar por un niño, diciendo que si son excesivamente altos a lo mejor intentaría salvarlos pero enseguida se frustraría y desistiría. Sin embargo, si son excesivamente bajos dejaría enseguida de ser un reto para él el subirlos, provocándose la correspondiente desmotivación ante la falta de un movilizador. El reto que planteaba para los responsables de poner objetivos a otras personas era el proponer distintos “escalones de habilidad” a estas personas, adaptados a sus condiciones, de tal forma que podamos conseguir confianza. “Confianza” es una palabra clave. Puede ser el factor que nos ayude al cambio necesario o sustente el proyecto bien encaminado.

José María López (colegio Areteia) en la
 cima del Veleta...todo un reto.
Bien, pero yo me planteo la disyuntiva con la limitación que supone ponernos límites.  Los limites que me pongo y pongo a los demás resultan “extremadamente limitantes”. Cuando creo que es inasequible para mí o para la gente a mi cargo, pongo una barrera que marca hasta dónde cómo mucho voy a llegar…Mis expectativas se pueden convertir en un máximo alcanzable, pero a lo mejor ni siquiera alcanzado. Desde luego que lo más normal es que no superado.
El matiz debe estar en la gestión del fracaso, en la lucha contra el desaliento y en el disfrute de hacer las cosas, independientemente de que se queden en el intento…porque “intentar” puede suponer “hacer”, depende de nosotros y de cómo queramos interpretar nuestras vivencias y las de los que me rodean. Si se disfruta de la preparación del viaje y del viaje, y se comparte esta experiencia, el llegar al destino o no puede resultar secundario, el alcanzar la cima o no puede convertirse en una anécdota a contar. Llegar arriba debe ser fascinante. ¡Seguro que no son muchos los que han llegado a una cumbre de valor y pueden disfrutar de compartirlo! Pero lo que si debe estar a nuestro alcance es soñar y luchar por un sueño, disfrutando del camino y su preparación e insisto, compartirlo. ¿Por qué limitarme en estos sueños? Lo que no puedo dejar es de vincular a los que me rodean con mis sueños, para que los sientan suyos o vincularme yo con los suyos, para poderlos sentir míos, pues se sueña mejor en compañía, se disfruta más rodeado y arropado.

Los que nos rodean pueden querernos ayudar haciéndonos poner los pies en el suelo en determinadas circunstancias en las que podemos ver difuminada la realidad y plantearnos retos que pueden hacernos daño o resultar excesivamente complejos en su disfrute, pero deben tener cuidado con no cortarnos esas alas que nos permiten volar tan lejos y tan alto como nos deje nuestra mirada convencida.

Con frecuencia son otros los que nos proponen retos y nos hacen soñar. Si lo saben hacer se convierten en facilitadores vitales que nos pueden ayudar a vivir nuestra vida de una forma más atractiva. Conseguir el deseo de levantarnos todas las mañana para perseguir algo, día tras día,  tiene que ser algo fascinante. Si alguien nos ayuda a hacerlo seguro que se convierte en digno de tener un rincón en nuestro corazón, seguro que se convierte es merecedor de participar de nuestros recuerdos y seguro que así, con esto, sentirá que su aportación es tan justificante como para querer seguir poniendo una reseña en ese “rincón de los sueños”.

El Angliru, reto o locura
El deporte nos enseña tal vez mejor que nada cuáles son nuestras limitaciones. Nos permite sentir y soñar, proponernos metas e ilusionarnos para desarrollar un trabajo duro en pos de unos objetivos cuya consecución puede ser más que dificultosa. Nos hace reír, a la vez que nos obliga a sufrir. Nos hace darnos cuenta de la necesidad y grandeza del esfuerzo para conseguir las cosas que realmente tienen valor. La vida presenta rampas muy duras, pero quien se ha puesto el uniforme de gladiador y ha saltado al circo día tras día con el objetivo de llegar a la cumbre sabe que al final la recompensa puede estar a la vuelta de esa curva que se vislumbre entre la niebla, allá arriba, donde no pensaste que podías llegar, pero donde soñaste en hacerlo.

martes, 3 de julio de 2012

Movilizadores (desarrolladores) sociales


Este es un pequeño homenaje a aquellos que engrandecen lo que los rodea…

Pablo Carabias montando uno de sus shows en el colegio Areteia
Suelen sumar, rara vez restan. Tienen sueños y ayudan a los que los rodean a soñar. Crean un mundo mejor, más atractivo, ayudan a que pasen cosas.

Son personas que miran el lado amable de la vida y actúan. Ven los problemas, pero no los convierten en una rémora, sino en obstáculos a salvar. Van contra tendencia. Siguen el sentido de la lógica y no de los sentimientos cortoplacistas que nos llevan a tomar decisiones desacertadas.

Quieren hacer y dejan hacer. Saben que los proyectos de valor tienen muchas manos. Brillan y con su brillo iluminan a los que los rodean. Quieren que haya "foto", pero no necesitan salir en ella, saben apartarse y da las gracias a los que saben deben dar las gracias, pues sin su esfuerzo y compromiso el resultado no hubiera sido el mismo.

Alberto López Ribé ha hecho de su sueño, la ABC, el sueño de muchos
Nos ayudan a ser mejores, pero sin lugar a dudas nos exigen también ser mejores.
Caen, como todos, pero cuando lo hacen se levantan con más fuerza, con energías renovadas y con un firme compromiso de tratar de no volver a caer, aunque ocurra otra vez.

Buscan la sinergia y practican terceras alternativas, aquellas que esquivan el enfrentamiento entre el TU y el YO y buscan un NOSOTROS en el que todos salen ganando.

Provocan admiración, pero también generan mucha incomodidad, pues su deseo desmedido de hacer y hacer bien saca a la luz muchas simplezas. La mediocridad deberá quedar al lado.
Luis García Carretero, coordinador pedagógico del Colegio Areteia,
colaborando con los sueños de otros consciente de que sino serían imposibles
Sin duda, sin ellos la vida sería menos cansada…pero mucho menos atractiva.

Son exigentes, pero lo primero que hacen es exigirse. No toleran la falta de compromiso y esfuerzo y pueden llegar a ser duros en el trato, pues vislumbran un futuro mejor que hay que crear con esfuerzo y compromiso y no están dispuestos a quedarse en el camino.

Con ellos no basta el término medio: o estás con ellos o no estás. El premio, la búsqueda de la excelencia que llegará o no, pero seguro que será buscada. El camino de la excelencia se convertirá en un atractivo camino, alejado de la soledad.
Gabriel Alemany, ¿empresario o soñador?

Saben identifica las “normalidades negativas” y salvarlas sin desgaste ni pérdida de recursos obligados para esfuerzos necesarios. Hay que saber convivir con aquellas cosas que no son deseables, pero que son inevitables y que hay que saber asumir...y lo hacen sin más.

Son líderes y no necesitan decir “sígueme” para desear seguirles. Su ilusión es contagiosa y transmiten deseo de esfuerzo compartido y de proyecto común. Sienten , pero sobre todo "hacen sentir", conscientes de que esto es mucho más bonito.
Jesús Pérez-Castilla, fiel ejemplo del trabajo en la sombra que deja
 una huella imborrable. En San Agustín muchos se han dado cuenta...

Parece que no necesitan palmadas en la espalda, que pueden conformarse con la satisfacción de haberlo dado todo y de un trabajo bien hecho al que su afán de perseguir excelencia le pone muchos peros. Pero no es cierto. Como todos necesitan algo más que viene de fuera, no solo ese sentimiento interior crítico y afirmativo.





Miran a su alrededor y al ver a los que les rodean sonreír, sonríen. Saben que su labor está cumplida...

Fran Rodríguez Plasencia y Jota Cuspinera, con uno a la
 izquierda y otro a la derecha todo es más fácil...