PAUL SAMUELSON HA MUERTO, SUS IDEAS NO
El Capitalismo puro no existe…y tal vez nunca existió. Hoy se critica lo que ayer se defendía. Hoy se defiende lo que mañana se criticará.
Vivimos en un mundo en crisis, económica, pero sobre todo de valores. No todos los valores son iguales. Las personas individualmente y las sociedades dan a cada uno de los valores importancia distinta. Esto nos lleva a una escala de valores, que puede variar, pero que no debe estar continuamente variando, ni hacerlo en función de intereses del momento.
En nuestro mundo parece que lo que mueve a una acción concreta está influenciado fundamentalmente por los intereses económicos y que la visión que tenemos de las cosas depende de lo que sacamos con ello.
Las reglas del juego deben estar establecidas, ser claras, transparentes y con cierta permanencia. La economía de un país no debería estar tan expuesta a los vaivenes políticos, que hacen que muchas de las decisiones que toman nuestros dirigentes se fundamenten en las siguientes elecciones más que en lo que necesita “el enfermo”.
En diciembre de 2009 ha muerto Paul A. Samuelson, uno de los grandes economistas de la historia y autor para muchos del manual de economía de referencia (“Economics: An Introductory Analysis”). Seguramente murió tranquilo por ver como el tiempo le ha dado la razón, ya que, como estamos viendo en nuestros días, los sistemas económicos de mercado (capitalistas) no pueden subsistir de una manera digna sin la intervención de los Estados. Esto que era una idea, en nuestros días se ha convertido en realidad.
Hablar de Capitalismo puro es hablar de una utopía, como en su momento se demostró que lo era hablar de que un sistema planificado pudiera dar respuesta eficiente a las necesidades de una sociedad.
Ese pulso que jugó Samuelson contra los neoliberales hoy si que me atrevería a decir que lo ha ganado.
Mercado y Estado son dos realidades condenadas a entenderse. Pero ese Estado debe luchar por entender qué es lo que la Economía demanda y dejar de lado intereses particulares en pos de una estabilidad económica y no de intereses electoralistas…¡esto sí que es una utopía!