LIDERAZGO
Cuando se consigue un éxito seguro que ha habido mucha gente detrás de él. Algunos salen en las fotos, otros simplemente permiten el que haya foto.
La gestión del éxito es algo muy complicado. En el mundo del deporte se suele decir que es más difícil saber ganar que saber perder. No estoy de acuerdo. Hay gente que sabe ganar y hay gente que sabe perder. Hay personas que no saben gestionar las victorias y las hay que no asimilan las derrotas.
Una de las claves a la hora de los éxitos es saber compartirlos y saber ser agradecido con los que te ayudaron a conseguirlo. No de palabra, pues éstas pueden ser vacías, sino de hechos. Los éxitos no se consiguen solo y por tanto tampoco se celebran de esta forma.
Todos conocemos casos de superiores que expropian de sus logros a sus empleados. Pero a veces también ocurre lo contrario. Grave error, se mire en la dirección en la que se mire. La confianza es un factor que sustenta todo y es un valor que está siempre en entredicho, a la intemperie.
Cuando sube el grado de responsabilidad en la empresa, sube también el nivel de exigencia y de dificultad. No debería subir el compromiso, pues éste debería ser siempre excelso. Hace años un buen amigo me contó una historia que a su vez le había contado un conocido suyo y que me sirve para explicar la situación a la que se enfrentan cada día muchos líderes empresariales. Me ponía el ejemplo de un alpinista que está escalando una cima, dura y alta. Conforme se aleja de la base, aumenta la dificultad, empieza a faltar el oxígeno, los árboles escasean y el viento que sopla te da con más fuerza. Desaparecen progresivamente los lugares en los que cobijarte, en los que “esconderte”. Pero sobre todo te enfrentas a la dificultad de ver como tus acompañantes se van quedando por el camino. Sólo los mejores llegan a la cumbre y, con frecuencia, lo hacen solos. Y, con frecuencia, en la cumbre no se dan las condiciones para “hacerse la foto”. Incluso no hay nadie contigo que te la pueda hacer.
Ser líder debe consistir en ser capad de ascender “en compañía”, aunque subas solo; ser capad de no estar solo, aunque lo estés; pero sobre todo en ser capad de no salir en la foto y no tener la necesidad y en ser capad de descender y sentir abrazos, sin recibirlos.
Dicen los alpinistas que es más difícil bajar que subir y que el éxito realmente se consigue cuando llega al campo base y recibes los aplausos y abrazos de tu gente. Seguro que no les falta razón.
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