domingo, 4 de mayo de 2014

Sobre la recuperación económica, el PIB y la sociedad en la que vivimos

Al hablar el otro día con mis alumnos de Economía de las limitaciones del PIB, me vino a la mente el libro del economista John Kenneth Galbraith “La economía del fraude inocente”, la última obra que escribió y que resulta una crítica de la sociedad que le tocó vivir en sus últimos años y de cómo lo que aceptamos como realidad no es más que la visión que nos pretenden dar de lo que realmente  está ocurriendo y de la que nos quieren convencer.

Cuando escribo esto, estamos en un momento en el que se está permanentemente hablando de la recuperación económica y de cómo estamos empezando a salir de la crisis. Esta vez creo que es verdad, por una razón muy clara: la sociedad está perdiendo el miedo y se está empezando a recuperar la confianza, poco a poco, pero con tendencia clara. Esto debería provocar que el consumo empiece a repuntar y con él la reactivación de la economía debería ser una realidad….pero no soy adivino.

¿Cuánto tardaremos en salir realmente de la situación que hemos vivido? Yo no lo sé. Galbraith si viviera diría que tampoco, pero también diría que hay muchos “expertos” haciendo predicciones y sustentando su calificativo en algún acierto del pasado.
Lo que realmente me ha hecho recordar esta obra de Galbraith es la crítica que hace del PIB como medida del desarrollo de una sociedad. Por simplificar, decimos que una economía “crece” cuando produce más que antes. Pero es fácil de entender que esta es una medida limitada del crecimiento de una economía. Es como si dijéramos que un niño crece cuando se hace más alto, sin más, obviando todo lo que acompaña a su evolución física.

Cuando Galbraith se pregunta por qué crece el PIB no puede dejar de reflejar como “Lo que cuenta no es la educación, la literatura o el arte, sino la producción de automóviles…”, para luego recordarnos que “Los logros artísticos, literarios, religiosos y científicos que constituyen lo mejor del pasado humano surgieron en sociedades en las que tales avances eran una medida del éxito.”

Releyendo a este economista me pregunto si debemos estar tan obsesionados por la recuperación económica en los términos en la que la medimos, cuando es fácil ver que la medida usada tiene importantes carencias. El PIB es una variable que mide el desarrollo capitalista, el consumismo y en cierto modo el egoísmo. Tal vez no haya un mejor sistema que el sistema de mercado, denominación que Galbraith nos recuerda que ha venida a sustituir al termino capitalismo. Suena mejor, pero no se sustenta bien. El exceso de intervencionismo y los intereses particulares metidos en la ecuación económica dejan vislumbrar un alejamiento de la economía pura de mercado. 

Galbraith utiliza la palabra “fraude” para referirse a todas esas cosas de las que algunos han tratado de convencernos por intereses particulares. Yo no sé si vivimos en una sociedad fraudulenta, pero lo que sí creo que sería bueno que tuviéramos claro es que debemos hacernos muchas preguntas y cuestionar muchas cosas, no aceptando sin más aquello que nos genera dudas. La formación vuelve a ser un gran compañero de viaje si queremos seguir esta premisa que planteo. Dudar es fácil, sustentar la duda y el debate ya no lo es tanto.



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