En los últimos años no deja de
hablarse de la figura del emprendedor. Con la crisis vinieron los problemas
laborales para muchos y a los problemas hay que buscar soluciones si se quiere
salir adelante. En la búsqueda de soluciones el ingenio y el talento juegan un
papel clave. Muchas personas pensaron
que el camino era montar su propio negocio y otros muchos que el camino era
hablar de la figura del emprendedor. De ahí tal vez la abundante literatura
sobre el mismo que se está generando. El problema es que no todo el mundo vale
para todo, aunque tenga necesidad de buscarse un hueco. Por eso tal vez
debiéramos no dejar de tener una mentalidad emprendedora, pero aceptando que en
ocasiones no estamos capacitados para el gran salto que es volar en
solitario. O que a lo mejor sí lo
estamos…pero tampoco es necesario. ¿Por qué no tener la mentalidad de
emprendedor pero “jugar para otros”? Eso es un intraemprendedor, alguien que
juega para otros, pero que trata de sacar lo mejor que lleva dentro, con la
proactividad como bandera.
Un intraemprendedor es un emprendedor que desarrolla su labor emprendedora dentro de un negocio que no ha creado y que no es suyo. Es un emprendedor en lo ajeno. Esto puede ser visto como una agresión o como un regalo. Podemos limitarle o amplificarle. Podemos tratar de sacarle el máximo provecho o desperdiciarle…
Los empresarios deberían querer
tener en sus equipos jugadores de equipo ambiciosos, personas que quieran desarrollar
una labor creadora trabajando para un proyecto conjunto. Parece que el valor
está en trabajar para tu proyecto y que el trabajar para otros está perdiendo
valor. La figura del intaremprendedor permite sacar mucho de lo bueno de lo
propio y de lo ajeno.
Un intraemprendedor es alguien que trabaja para otros, que trabaja por cuenta ajena, pero que toma iniciativa y crea. Es ambicioso, pero sabe jugar en equipo. No es conformista pero acepta las reglas de juego que le vienen impuestas, sabedor de que es partícipe en la construcción del futuro de la empresa para la que trabaja, pero que hay pautas que no decide, cosas que solo acepta.
Las empresas necesitan gente comprometida, con ganas de aportar, con iniciativa y creadores. Las personas con iniciativa con frecuencia buscan dirigir su propio destino decidiendo montar un negocio. ¿Por qué no tratar de unirlos a nuestro proyecto?
Los empresarios deberían saber
premiar e incentivar la iniciativa individual dentro de su negocio. Dar
responsabilidad a la gente que está capacitada para ello y que desea asumir
riesgos, pero con el colchón que da un negocio que no es tuyo. No se trata de
ser un kamikaze, pero si de aprovechar lo bueno de emprender en un entorno que
te puede proteger y cuidar.
Cuando alguien con mentalidad emprendedora aparece a nuestro alrededor, deberíamos ser capaces de saberlo aprovechar. La ilusión tiene un efecto contagioso que no se puede dejar perder, desaprovechar. Hay que dejar de un lado envidias y miedos. Hay que saber ver lo bueno.
Para que un trabajador pueda comprometerse como intraemprendedor en su empresa deben cumplirse una serie de condicionantes que faciliten su labor. Estos pueden ser algunas:
·
El trabajador debe tener responsabilidades
otorgadas claras, a la vez que se le da un margen amplio de maniobra.
·
Tiene que haber objetivos claramente definidos,
para la empresa y para él.
·
Hay que dotarle de recursos suficientes.
·
Debe tener derecho al error y saberlo. El saber
que me puedo equivocar facilita el acierto.
·
Debe conocer los límites que no puede sobrepasar.
Muchas reglas del juego le serán impuestas y deberá respetarlas, sabiéndose
mover en el margen amplio que debería tener.
·
Y muy importante, cuando habla, hay que escuchar lo
que tiene que decir, sin interrupciones, sin juzgar. Ya habrá tiempo de decidir
si se le da cabida en la empresa a sus propuestas e ideas, pero estas no se
deberían quedar por el camino por falta de escucha empática.
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