martes, 26 de octubre de 2010

Deporte y empresa: Un gran ejemplo, Bàsket Manresa

Si hablamos de valores a cuidar en la empresa no deberíamos dejar de lado nunca cosas tan importantes como el trabajo en equipo, el saber delegar y el saber mandar, el respeto a los que te rodean, la gestión responsable, la ilusión y el compromiso contagiosos, la humildad y el saber escuchar.
Mucho se escribe sobre la aplicación de los valores del deporte al mundo empresarial. Un humilde pero gran equipo de la ACB como es Bàsquet Manresa, es un grandísimo ejemplo de ello. Su forma de trabajar es digna de admiración y es un lujo poder observarla. Es una empresa con gente talentosa que ha alcanzado el éxito que tantos persiguen pero tan pocos saben buscar.
El equipo de trabajo que forman su cuerpo técnico y colaboradores combina la ilusión que suele ir unida al que empieza, con la experiencia del que lleva tiempo en algo. Transmiten que saben lo que quieren y que están dispuestos a luchar por ello, sin dar opción al desánimo. Ante los malos resultados, más trabajo. Ante los acontecimientos no deseados, reenfoque sin perder la esencia. ¡Qué gran lección empresarial!
En el deporte las cosas bien hechas por desgracia no están necesariamente unidas con la victoria, al menos a corto plazo. En el mundo empresarial tampoco. Compites contra otros, contra sus recursos y su empeño. Los primeros pueden ser muy superiores a los tuyos, los segundos nunca lo deberían ser, pero debes partir de la premisa de que hay gente muy válida, muy preparada y que estarán dispuestos a tratar de sacar lo mejor de sí mismos.
Pero también compites contra ti, contra tus miedos y dudas, contra tus limitaciones. Y es esta competencia interna la que nunca debes perder. Si no la pierdes, el largo plazo te dará una tregua y te hará encontrar tu ”hueco en el mercado”.
Trabajar en equipo no es decir a los que te rodean lo importantes que son…es demostrárselo, en el día a día, con hechos. Es dar responsabilidades y dejar que tu gente las afronte con tu ayuda, no con tu control. Es asumir sus errores como tuyos, porque tú confiaste en ellos después de haberles dado las pautas para su actuación y ellos haberlas asumido. Es pensar que todos tienen algo que aportar y que fruto de su aportación sacaréis más que jugando a “ser todo”. Es estar presente para ver las cosas de primera mano y que no te las tengan que contar, no para estar fiscalizando su actuación. Es soñar juntos, pues los sueños compartidos llenan más.


Para una adecuada gestión no basta pensar en el hoy, hay que mirar lejos. Si gastas lo de mañana hoy, ¿qué gastarás mañana? Hay gigantes con los pies de barro que quieren ser grandes ya y no apoyan su quehacer en unos cimientos consolidados. La grandeza es algo que se consigue día a día, poco a poco y no en un día. Implica tener esa mentalidad de actuar hoy pensando en las repercusiones futuras. Implica no renunciar a ser grande, pero jugar a ser pequeño. Implica practicar una gestión responsable, que en ocasiones no genere amistades, pero que genere futuro, porque cuida el presente y genera un crecimiento sostenible cuando es posible y un mantenimiento audaz cuando es lo que se requiere. Implica respetar una serie de principios si queremos unos buenos finales.
La humildad es fundamental. Te ayuda a ser mejor, te exige progresión, te acerca los demás y genera simbiosis con el entorno. Lo contrario aleja, te convierte en inasequible, aunque pueda generar admiración momentánea. La humildad a largo plazo cambia las envidias por admiración, genera comprensión antes los errores y aceptación de la derrota, que se convierte en compartida.
El escuchar de forma activa mejora tus resultados, facilita el dar respuesta a los problemas y se convierte en un arma para motivar. Nos suele gustar más hablar que escuchar, pero invirtiendo la tendencia se obtienen mejores resultados. Hablando se puede aprender a hablar mejor, pero no se puede aprender lo que saben otros y tu desconoces. Escuchando hacemos la opinión de otros valiosa, aunque puede no compartirse.
Humildad + saber escuchar es una suma provechosa.
No dejar nada a la improvisación…pero saber improvisar. Ser previsor, saber realizar tu trabajo previo, saber “afilar el hacha”, es un buen comienzo, obligado comienzo. Pero también hay que estar preparado para reaccionar ante lo que no podemos contralar y descontrola lo esperado. Esto se gana con la experiencia.
Al escribir todo esto pienso en Jaume Ponsarnau, en Aleix Duran, el Xavier Schelling, en Fernando…en todo ese grupo humano que unido forma una gran familia, una gran empresa, con una empresa muy complicada entre manos, la de un año más poder seguir soñando, poder seguir luchando contra la lógica no tan lógica.

1 comentario:

  1. Felicidades, Juanjo. Un excelente post, lleno de buenos ejemplos y lecciones sencillas pero fáciles de recordar. Si todos nos aplicásemos el cuento....

    Un abrazo fuerte

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